- Precio rebajado
- Fuera de stock

José Pedro Manglano
En frecuentes ocasiones, me he encontrado con personas que afirman que han decidido a entregarse a Dios a pesar de tener que renunciar a tantas cosas, para cumplir su vocación, para ganar el cielo, o para lo que fuese: el precio a pagar era alto, pero tenían que hacerlo. La música que acompaña a estas palabras suena, al mismo tiempo, a resignación y a sensación de heroísmo. Ante tales actitudes, no puedo evitar sentir tristeza: así no se sigue a nuestro Maestro. Tal vez estas conversaciones hayan sido uno de los motivos por los que me he lanzado a escribir estas páginas. ¿No estaremos ofreciendo un cristianismo pereza por albergar en nuestro corazón un fondo de resignación? Si somos sinceros, ¿no puede ocultar esta actitud un fondo de envidia de las libertades que gozan los mundanos? ¿no se esconderán en el alma algunos miedos secretos que nos empequeñecen? Podemos seguir a Cristo con la mejor de nuestras intenciones y al mismo tiempo ser unos pobres hombres mermados por miedo a la vida, a la libertad, al mundo, al placer, al disfrute. Necesitamos aprender a mirar al Crucificado. Es urgente aprender a mirarle.
Editorial: CTEA Ediciones
Número de páginas: 184
ISBN: 9788417728434
Fecha de publicación: 09/01/2021
Libro de reflexión para niños y niñas. Para niños y niñas (8 a 12 años). Libro de reflexión.
Para adolescentes o jóvenes deseosos a dar plenitud a su vida. Criterios para forjar hombre o mujer.
Los dulces del Monasterio. Galletas con pepitas de chocolate.
¡Estudiad el Catecismo con pasión y constancia! ¡Dedicadle tiempo! Estudiadlo en el silencio de vuestro cuarto, leedlo con un amigo, formad grupos de trabajo y redes, intercambiad opiniones en Internet. Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres. Papa Benedicto XVI (del Prólogo)
Su agradecimiento a la reseña no pudo ser enviado
Reportar comentario
Reporte enviado
Su reporte no pudo ser enviado
Escriba su propia reseña
Reseña enviada
Su reseña no pudo ser enviada
José Pedro Manglano