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Alban Goodier
Cristo no vino a llamar a los santos, sino a hacer santos a los débiles, a los torpes y a los pecadores. Por eso los santos no son solo modelos imitables de santidad, sino recordatorios del poder de la gracia de Dios.
No pocos santos tuvieron que luchar contra tentaciones muy similares a las que sufrimos hoy. Para ejemplificarlo, Goodier acude a la historia de un mercenario adicto al juego, de un adolescente repudiado por los suyos, de una mujer noble de mala reputación y un noble misionero que ve fracasar muchos de sus esfuerzos, un capellán real que escapa de la horca, un hereje hedonista y mujeriego que llegará a ser uno de los más grandes teólogos de la Iglesia católica, y otras almas imperfectas que se ven perfeccionadas por el dolor y la enfermedad.
¡Estudiad el Catecismo con pasión y constancia! ¡Dedicadle tiempo! Estudiadlo en el silencio de vuestro cuarto, leedlo con un amigo, formad grupos de trabajo y redes, intercambiad opiniones en Internet. Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres. Papa Benedicto XVI (del Prólogo)
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