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Ana Muncharaz Rossi
Alemania, año 1106. Hildegarda, de ocho años, ingresa en un monasterio benedictino del Palatinado. Es una niña enfermiza con un don especial: tiene visiones. Durante largo tiempo su vida transcurre, externamente, tranquila y apacible, pero Dios tiene otro camino para ella. A los cuarenta y tres años le ordena que escriba sus visiones. Y, a partir de ese momento, se convierte en un referente de la Cristiandad al manifestarse su compleja y riquísima personalidad de visionaria, profeta, teóloga, música, médica, boticaria, científica, fundadora, consejera de emperadores y papas, de obispos, abades y abadesas, de gente sencilla...
Esta novela nos introduce en esa rica y profunda personalidad a través de su itinerario espiritual y del mundo en el que tuvo que revelarse marcado por las Cruzadas, los enfrentamientos entre el Papado y el imperio, la situación de inferioridad de la mujer, la herejía cátara..., problemas a los que Hildegarda se enfrentó predicando, escribiendo, tratando de sanar el cuerpo y el alma de todos los que acudían a ella.
La novela también nos muestra lo principal de sus escritos, en los que se refleja el amor de Dios al hombre y el mundo como un don que debe cuidar, la armonía entre fe y razón, la igualdad y complementariedad del hombre y de la mujer, etc. Un saber con el que Hildegarda se adelantaba a su tiempo, proponiendo tesis que solo hoy han logrado carta de ciudadanía en la Iglesia y en el mundo. Un saber, a veces arcano y enigmático, angélico, que le había sido infundido por Dios, "Soy la pequeña pluma que el viento sostiene, soy su instrumento", y que le ha valido ser nombrada Doctora de la Iglesia por Benedicto XVI en octubre de 2012.
¡Estudiad el Catecismo con pasión y constancia! ¡Dedicadle tiempo! Estudiadlo en el silencio de vuestro cuarto, leedlo con un amigo, formad grupos de trabajo y redes, intercambiad opiniones en Internet. Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres. Papa Benedicto XVI (del Prólogo)
Los dulces del Monasterio. Galletas con pepitas de chocolate.
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Ana Muncharaz Rossi